Los nuevos partidos pretenden impresionar a la opinión
pública para hacerse un hueco entre las otras opciones políticas. Es el caso de
Vox, que ha tenido la ocurrencia de plantear la derogación de las leyes que
protegen a las mujeres de la violencia; no lo han explicitado, aunque se supone
que aluden a las normas del parlamento
andaluz. Es absurdo exponer semejante idea porque, aun en el caso improbable de
que lo consiguieran, la Ley nacional continuaría vigente en Andalucía. Es poco inteligente plantear la cuestión como requisito sine
qua non para apoyar al hipotético gobierno que formarían el PP y Ciudadanos porque
resulta inviable.
Una cosa es llamar la atención, intentar presionar en una
negociaciones, y otra colar una exigencia que dejaría en ridículo a quien la
plantea. Porque la realidad es terca, y las cifras de mujeres asesinadas: 976
desde 2003, son harto elocuentes. Nadie en su sano juicio exigiría que no se
combata esta forma de criminalidad.
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